Mitos y Leyendas del Estado Nueva Esparta

 

Cristo del Buen Viaje

 

Chinamitos, Leyenda: Los habitantes de esta zona tienen la creencia de que los niños al morir si no han sido bautizados o son niños malignos, quedan vagando en el mundo de los vivos y se dedican a llamar la atención de otros niños, pues no tienen muchos compañeros con quien jugar. Por esta razón tratan de enamorar y encantar a otros de su misma edad, para de esta forma llevarlos a formar parte de su mundo y así tener con quien jugar. Cuentan algunos pobladores que los chinamitos tienen aspecto de niños normales, pero cuando caminan lo hacen con la punta de los pies y ocultan sus orejas puntiagudas con el cabello. Se ha convertido en una creencia que ha pasado de generación en generación y muchos de los padres al nacer sus hijos no olvidan bautizarlos, pues los chinamitos suelen recordárselos con su presencia.

 

Contras, Creencia: Las contras son amuletos que se usan para protegerse de lo que se conoce como mal de ojos. Se hacen con cintas unicolor o tricolor y se les coloca dijes como la semilla de ojo de samuro, azabache, un pez o búho de plata, imágenes religiosas, entre otras. Estos amuletossuelen ser preparados por una persona que le reza oraciones para que así queden purificados. Se le colocan casi siempre a los niños en el tobillo izquierdo, en la mano o el cuello.

 

Quebrahacho de la Otra Banda, Leyenda: Se le conoce como un árbol diabólico que se ha mantenido por mucho tiempo en el lugar. Es una leyenda del camino viejo del Portachuelo de Tacarigua. Se comenta en la comunidad que es el marquero, puesto sobre la tumba de un gran cacique indígena y de allí le viene su inmortalidad. Dicen que junta a él se acurrucaban los grupos que venían del portachuelo para abajo a esperar a los que regresaban de la ciudad de hacer sus diligencias. En su sombra se refugiaban del sol los caminantes diurnos. A su alrededor se tejían muchos misterios y se recreaban historias de las chiniguas, duendes, animales, lloronas, las comilonas, y otros fantasmas de la mitología margariteña. Cuentan que los burros sorneaban fuertemente y los perros metían el rabo entre las piernas, según cuentan la gente supuestamente desaparecía al acercársele. También cuentan que a la gente que pasaba por los alrededores se le ponían los pelos de punta, se persignaban, rezaban el credo, sacaban los escapularios, reliquias y amuletos para poder pasar con Dios por su lado. Otra de las historias cuenta que las madres que pasaban con los niños por el lugar solían decir Jopo Jopo por temor a los muertos. Forma parte de las historias o leyendas de La Otra Banda y Tacarigua, no había en el lugar quien no tejiera historias sobre el árbol. Recostado en su tronco se vio más de un pie desnudo cambiándose la cotiza o alpargata por el zapato de fiesta para entrar al caserío.

 

Cristo del Buen Viaje, Leyenda: El Cristo del Buen Viaje es una imagen que desembarcó en el puerto de Pampatar de manera provisional, mientras se esperaba a que el clima fuera más favorable para trasladarlo a Santo Domingo. Según lo escrito en la bitácora de la embarcación, cuando tocó recogerlo nuevamente para llevarlo a Santo Domingo ya el tiempo había mejorado mucho. El mar era azul y tranquilo y el cielo era radiante y despejado, pero algunas millas más adelante el barco se encontró con una tormenta, y cuando la tripulación revisó la mercancía encontró lo que denominan el milagro de Santa Lucía: al destapar una caja vieron el ensamble de una Cruz, de la cual pendía la imagen de un Cristo con un rostro compungido. Su mirada impresionó a la tripulación que lo desembarcó del navío, y después de eso el tiempo mejoró. Después, cada vez que se intentaba regresar la imagen al barco para trasladarla a su destino, el clima empeoraba y la imagen se hacía sumamente pesada. Por eso fue dejada en el lugar. Cuenta la leyenda que hasta la fecha la imagen no ha podido ser movida del lugar a su destino original. Los pobladores de la región aprecian esta imagen por atribuirle buenas faenas pesqueras al encomendarle la jornada.

 

El quemado de Los Robles, Leyenda: Cruz Cucho Mago fue víctima de quemaduras de tercer grado al manipular gasolina de manera imprudente una noche decembrina. Por tal hecho fue recluido en el hospital de Porlamar. Sus lesiones despedían gran fetidez y fue retirado a su residencia. Atendiéndolo con urgencia, un especialista, que no poseía los elementos necesarios para atenderlo, esterilizó dos bombas Flit, que era como se le llamaba a las bombas donde se envasaban los insecticidas. Con estas le aplicó un tratamiento, con el que a los dos meses Cucho se encontraba totalmente curado, mejoría que este hombre le atribuyó al Cristo del Buen Viaje.

 

El ciclón, Leyenda: El 28 de junio de 1933 empezó a llover arreciando con ráfagas de vientos fuertes, por lo que la gente gritaba sorprendida e invocaba a la Virgen del Valle. A las seis de la mañana toda la isla estaba envuelta y era azotada por uno de los ciclones más poderosos ocurridos en la zona. Los pueblos más afectados fueron la península de Macanao, Porlamar, Juan Griego y Pampatar. El ciclón dejó varias pérdidas humanas y materiales en la región. Entre las historias surgidas por este fenómeno natural destaca una que cuenta que el viento lanzó la lancha de Susano Suárez contra las olas y esta quedó intacta al pie del cerro. Aseguran que esto fue un milagro del Cristo del Buen Viaje. Otro de los acontecimientos que más revuelo causó en la población fue un naufragio de una balandra de Juangriego denominada Palmira, la cual por no tener permiso del gobierno de Gómez para desembarcar fue atacada por el vendaval, falleciendo todos sus tripulantes.

 

Castillo San Carlos de Borromeo

 

Fantasma del Castillo San Carlos de Borromeo, Leyenda: Por haber servido algún tiempo como lugar de reclusión, este castillo es escenario de algunas leyendas en la población de Pampatar. Una de ellas cuenta que los detenidos en el castillo eran perseguidos por fantasmas, y que sus gritos eran tan fuertes que asustaban a la población, por lo que debían de ser trasladados a otro penal. Asimismo, los guardias aseguran escuchar lamentos. Cuentan que una noche uno de los guardias observó a un hombre vestido de blanco y, al hacerle la voz de alto, aquel continuó su camino, por lo que el guardia procedió a dispararle con su carabina. En una de las garitas del castillo puede verse la huella dejada por uno de los tiros.

 

La Piedra del Ángel, Leyenda: Roca que naturalmente adquirió una forma muy similar a la de un ángel rezando. La formación mineral se encontraba en un área aislada de Pampatar, entre dos colinas. A la zona donde se encontraba se le adjudicó el nombre de Playa El Ángel. Una réplica de esta piedra fue construida en una zona residencial privada, posteriormente retirada del lugar por problemas legales. En torno a esta piedra se han creado varias leyendas. Una de ellas sostiene que la Madre Naturaleza la esculpió y luego se la llevó. También se cree que un ángel cayó del cielo en la piedra transformándola y alejándose del lugar.

 

Cueva del Bufón, Leyenda: Cuenta la leyenda que un hombre divisó la cueva más allá del Cerro de La Castilla, una cueva donde el sol se zambulle en agua y donde las picúas alzan su pico. Las olas llegan hasta la parte más alta de las rocas, y una luna brillante las ilumina. Nadie le creía a este hombre llamado Bufón, solitario habitante de esa cueva, hasta que un día apareció sorpresivamente interrumpiendo la calma de la salina. Desde ese día el lugar es denominado por los pobladores Cueva del Bufón, y es visitado por los enamorados que creen en el embrujo sentimental de sus lunas llenas y sus noches. De día es apreciada por los pescadores que viajan a Guacuco o Bergantín y desde ahí divisan a lo lejos, en el horizonte, a los peces, que comen carnadas en la profundidad. Se dice que el espíritu del bufón vaga por ese paisaje.

 

Camino al Cementerio Viejo, Leyenda: Se trata de un sendero que orientó los pasos de muchachos de épocas pasadas. Las leyendas que se contaban sobre el lugar les hacían más difícil el recorrido. Debajo de un árbol tupido de matorrales, en donde las chulingas ataban sus nidos una noche lluviosa, había un escondite propicio para preparar los mejores repertorios, y trataban de apartar las espinas de árboles frescos y disecados, y huesos putrefactos de animales abandonados en la época de peste. Los muchachos se ocultaban para librarse del chisme y de las malas lenguas, que no dejaban de faltar en los alrededores. Hoy recuerdan que sobre las fosas se han levantado otras plantas, que como flores dan vida a otras generaciones.

 

El Abuelón, Leyenda: El Abuelón es un pescador que tenía un nieto. Un día el nieto salió para la playa y no regresó jamás. El anciano, angustiado y cansado de tanto buscarlo y preguntarle a los atarrayadores, entró a la playa y también desapareció. Se cuenta que desde este momento no hay pescador joven ni adulto que vaya solo a pescar al mediodía, porque se dice la presencia del abuelo invade el lugar y crea escalofrío, fiebre y en muchos casos la locura. Por eso todos los pescadores antes de salir se encomiendan a Dios y piden permiso para pescar en sus aguas, con la finalidad de que no se les aparezca este personaje.

 

Leyenda de El Chaparro: Se cuenta que llegó un administrador de Las Salinas, conocido como el coronel Chaparro en 1910. Él le decia a sus trabajadores que el que sacara dos maras le pagaba una gratis. Manuel Gerónimo sacó más de la cuenta y Chaparro se molestó; desde ese momento entraron en conflicto y se dirigieron a la bodega de Geñique para que él escuchara lo que había sucedido. El coronel Chaparro se fue para la policía y ahí llega Agudo, el hermano de Manuel Gerónimo, e intentó matarlo con un cuchillo a traición. El coronel se dio cuenta y sacó la pistola y le disparó ocasionándole la muerte. El coronel salió huyendo y se escondió en una de las casas cercanas, hasta que las personas lo consiguieron y con machetes y piedras lo atacaron. Se calló en el suelo y le pasaron un cuchillo por el cuello, antes de morir dijo así es que se escala, y murió. Pasado un tiempo, las personas que por allí transitan dicen que escuchan voces y quejidos. Por esta razón lo enterraron en la entrada del cementerio para que lo pisen todos los visitantes del camposanto.

 

El canto de los Perros: Es un dicho común entre los habitantes de la isla de Coche que cuando los perros lloran es porque están viendo un espanto. También lo hacen porque tienen hambre, pulgas o porque los bribones los molestan. Aunque en las noches de media luna bajan la cabeza hasta el pecho, metiendo las patas delanteras entre las traseras y caminan en posición contraria para hacerle creer que se van. Igual les tienen pavor a las ánimas y a los seres de otro mundo. Muchos alegan que lloran desde la creación del mundo y cuando sale la luna.

 

Pollos fantasmas del cerro El Vigía: El cerro El Vigía fue utilizado durante muchos años por el Moncho Fuentes para la cría de pollos, patos y gallos. Cuentan los habitantes del lugar que hay una gallina que aparece de repente con sus pollitos en forma de fantasma.

 

El manantial secreto, Creencia: Se cuenta que en este lugar, una extensión de tierra de aproximadamente 3 km², se secaron pozos de agua que eran producto de las lluvias, y para los animales de este lugar era difícil sobrevivir. Un burro escarbó y encontró agua, y las personas al ver fluir el líquido se acercaron y probaron, notando que era dulce. Desde ese momento los pobladores comenzaron a llenar sus envases en este sitio.

 

Abuelo del Mar, Leyenda: La leyenda se origina en una playa de la isla de Coche conocida como Punta de Flamenco. Se trata de un espíritu pescador que se aparece lanzando una atarraya. Se cuenta que el espíritu se puede presentar en cualquier época del año, pero sobre todo aparece por las noches en forma de ave, perro o cualquier otro animal. Esta entidad entierra su corazón en la orilla del mar antes de realizar la pesca, y quien encuentre el corazón se hace rico y afortunado.

 

 

Fuente: GuíaViajesVirtual.com