Ocho cosas que
no debes hacer nunca en un hotel
Los hoteles se hicieron para descansar, y en ellos hay que
conservar ciertos comportamientos de conducta para no
incomodar a los demás y convertirse en un huésped indeseado.
Nada mejor que un buen hotel para descansar y recargar
las energías. Pero, nada peor que un huésped ruidoso,
irrespetuoso y desconsiderado, que con sus
comportamientos termina incomodando a los demás.
Muchas veces, por desconocimiento o por querer pasarse
de listos, muchos viajeros terminan incurriendo en
conductas inapropiadas en los hoteles que visitan.
1. Mucho ruido. Las
paredes de las habitaciones de los hoteles suelen ser
muy delgadas, así que todo -o casi todo- lo que hagas lo
escucharán los que están al lado. Así que ten
consideración y evita el ruido excesivo en las
conversaciones o a la hora de la intimidad –así estés de
luna de miel-. No es nada agradable desvelarse mientras
los vecinos están en pleno éxtasis. Recuerda que los
hoteles son espacios públicos y que las habitaciones no
son el lugar para el after party. Descansa y deja
descansar.
2. El minibar. Es
costumbre de muchos sacar las provisiones del minibar
para luego comprar los mismos productos y reemplazarlos.
Así compran en la calle a buen precio y evitan pagar
altos costos. Lo que pocos saben es que en muchos de los
nuevos hoteles están instalando sensores que,
inmediatamente retiras algún producto del minibar, se lo
cargan a tu cuenta. Eso, sin decir que muchos marcan con
sellos cada artículo para evitar este truco.
3. No te lleves lo que no es tuyo. Sí,
las almohadas de plumas, las batas y las toallas de los
hoteles son una delicia y una tentación. Tanto, que
muchos las empacan en la maleta. No solo eso: también la
plancha, el secador del pelo, el radio o la cafetera.
Hasta lámparas y televisores. En ocasiones no pasa nada,
ni se dan cuenta. Pero en otros los cobran, y muy caro.
No te sorprenda si a la tarjeta de crédito te cargan el
valor de esos artículos cuando estés de regreso. Lo que
sí te puedes llevar son los potes del champú y otros
amenities.
4. La compañía extra. Sí,
tienes el derecho de entrar a algún -o algunos
acompañantes- a tu habitación. Pero solo por un tiempo
considerable. Si ese acompañante pasó la noche contigo,
te van a cobrar. Muchos se sorprenden cuando, al pagar
la cuenta, se encuentran con un recargo adicional por la
persona que se quedó a dormir.
5. Respeta las normas. Por
más amable que sean en el hotel, ten presente que no es
tu casa. Por ejemplo, si te advierten que está prohibido
fumar en la habitación o en espacios internos -o ves
señales que lo indican-, obedece. Las multas por pasar
por alto esta norma pueden ser de hasta $ 500. Y son
innegociables. La mayoría de los hoteles tiene áreas
para fumadores, pero hay otros que ni siquiera lo
permiten en sus zonas al aire libre.
6. Decoro, por favor. Hay
quienes piensan que, porque están pagando, pueden hacer
lo que quieran. Y así se mueven en ropas ligeras o en
bata hasta en el mismo lobby o en las áreas comunes del
hotel. Y atiborran los platos de comida o sacan las
bandejas del room service -con olorosos y desagradables
restos de comida- y las dejan en el piso, afuera de la
habitación. Eso es de pésimo gusto.
7. Los servicios extra. Así
hayas pagado por un servicio todo incluido, siempre
habrá cosas que no están incluidas. Por ejemplo, los
masajes o tratamientos estéticos del spa, los licores, o
algunas películas que aparecen tentadoras mientras
cambias los canales del televisor. No valdrán excusas ni
entenderán el despiste. Tendrás que pagar, y casi
siempre, muy caro.
8. El maltrato. El
personal del hotel está para tu servicio, así que
trátalo bien, con respeto y gratitud, y si está en tus
manos, deja propina. Nada peor que un huésped
maltratador y soberbio. Y aunque es labor de las
camareras arreglar tu habitación, ten consideración con
ellas y no dejes tanto desorden ni cosas en el suelo.
Los peores huéspedes del mundo
Una encuesta realizada por el portal Expedia, con 4,500
hoteleros de todo el mundo, concluyó que los franceses
son los peores huéspedes. ''No se preocupan por hablar
nuestro idioma, no hacen ningún esfuerzo para poder
comunicarse, son desconsiderados, descorteses,
soberbios, tacaños y arrogantes'', concluyó el estudio.
Los japoneses fueron elegidos como los mejores
huéspedes: son cordiales, agradecidos, generosos y
siempre sonríen.
Fuente:
Pulso Turístico
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