Una corrida de toros en Porlamar

 

 

En las décadas de principios del siglo veinte, existían pocos lugares de esparcimiento para los habitantes del Porlamar viejo, uno era la Plaza Bolívar, donde se iba a escuchar la retreta de la banda municipal, paseando alrededor de la plaza, tomados del brazo mientras interpretaban la pieza musical; otro, ir al cine, tanto el "Porlamar Cine" como el Teatro "Paramount".

 

-OOOHHH!! eran los sitios de moda, la gente que vivía en el centro de la ciudad estaba orgullosisima de tenerlos cerca.  Toda la juventud de entonces se congregaba en estos sitios, especialmente en el cine, o mejor, Teatro Paramount, más moderno, lo habían inaugurado en 1919 y le habían hecho algunas remodelaciones como tener bancos de madera y hierro forjado. 
 

Estos cines tenían un sistema de publicidad particular para la época, pues, contrataban a un señor que poseía un automóvil con un altavoz con el cual anunciaban cada día, por toda la ciudad, lo que proyectarían esa noche. Cosas del modernismo, como diría mi abuela. Bueno les cuento...

 

Ocurrió que un día, pasó el carro haciendo propaganda sobre una corrida de toros a realizarse por primera vez en Porlamar. La mayoría de la gente del pueblo se entusiasmó con esta noticia tan importante: -¡Qué bien !, verían en vivo a los toreros con sus trajes de luces!, a los picadores..! y todo lo que el espectáculo taurino les podía ofrecer, su imaginación voló fantaseando con la corrida. Por supuesto las entradas se agotaron en un santiamén!.


La corrida sería realizada, nada más y nada menos, que en el Teatro Paramount. A  los organizadores les pareció que era el sitio "apropiado" para tan fastuoso evento.  El esperado día de la corrida, toda la población de Porlamar hizo sus quehaceres temprano para no perderse el espectáculo. 
 

Así que el teatro Paramount abrió sus puertas para recibir a los aficionados taurinos. Estos llegaron con sus mejores galas, amontonándose en las puertas de acceso para entrar de primeros.


Comenzaron un gran alboroto. Los de entradas preferenciales, con mejor posición económica, se ubicaron cerca de la tarima colocada para tal efecto, desde esta posición privilegiada, no se perderían un detalle de la corrida pautada; los de menos recursos, la gran mayoría, se colocaron en algunas sillas que trajeron desde su casa, en la parte de atrás del teatro, y se dispusieron a ovacionar a los toreros. Ya ensayaban con el ¡OLE! a ver como se oía.


Todo alegría...qué bien! como en cualquier plaza de toros de América o España, en ese momento  comenzó a sonar el pasodoble interpretado por la banda municipal, subiendo el entusiasmo en la muchedumbre, todo estaba listo para la presentación de los toreros.  Pero...Ooooh!, sólo salió al ruedo un torero, el cual apareció en escena con una sonrisa de oreja a oreja, con un traje casero hecho de satén brillante adornado con lentejuelas, una capa roja del mismo material del traje, medias blancas de las usadas por los peloteros y zapatos "maqueros" negros que, por supuesto, decepcionó a los presentes que emitieron un oooH! de sorpresa al ver la facha del torero.

 

Aquel hombre, en la caracterización de torero, recibió unos cuantos aplausos de las bancas preferenciales, gente más fina y "educada", por el contrario silbidos, rechiflidos, palabras altisonantes de parte de los que se encontraban en el gallinero (la parte de atrás del cine) que lo reconocieron enseguida como uno de sus vecinos, el cual se arriesgaba a hacer cualquier cosa por unos cuantos pesos. Todos gritaron: BUUUBUUUU! BUUUH!, pero el orgulloso torero hizo caso omisos del abucheo, e hizo una reverencia ante el público expectante que disgustó aún más a la multitud.

 

Esperó, con toda gallardía sobre el escenario, la aparición del pura casta, mientras, se iban intensificando los gritos y silbidos por la espera,¡Pssiiii!!! ¡¡FFFIIIIII!!! BUUU!!! cuando de repente, los presentes observaron al toro que se asomó por las cortinas de detrás del escenario,..¡ vaya sorpresa! era un pequeño y triste torete negro, asustado por tanta gritería, que varios muchachos trataban de empujar, para que saliera al ruedo donde lo esperaba el matador.

 

El pobre toro, corrió para escapar de esa locura, a la cual no estaba acostumbrado, y además, de un loco con ínfulas de torero que lo persiguió con un trapo rojo para comenzar la faena, desesperado dio una vuelta pero, sus cascos, le jugaron una mala pasada, con el impulso resbaló del escenario, y fue a "aterrizar" encima de los espectadores de las filas de adelante.

 

Cuando la gente se vio encima al toro "volador", comenzaron a gritar y, asustados, se desplazaron hacia las puertas de salida, el toro, en un ataque de terror máximo, se recuperó como pudo de la caída y corrió despavorido por encima de los pechos y espalda del gentío, quienes caían al suelo empujados por los demás espectadores, gritando y gritando, no un OLE!, sino un  ¡Ay mi madre este toro me va a matar!!...el pobre toro no miraba a quien pisaba con sus cascos, buscando la salida hacia la calle, por donde pasó como un rayo seguido del torero, quien nunca pudo dar un pase con la capa y lucir su atuendo, seguido por los muchachos, quienes lo persiguieron para que volviera al ruedo por la avenida Miranda de Porlamar.

 

-¡Allá va , allá va! decía la gente desde lejos cuando lo vio pasar rumbo al Poblado y, una viejita, medio ciega preguntó: -Cristianos ¿Quién es el toroooo?

 

Así me contó mi abuela que según ocurrió y yo se los cuento a uds...

 

Por: Flor Patiño de V.

 

Fuente: GeoHistoria