La historia de Margarita se hace de banquete en banquete

 

 

 

 

La gastronomía de Nueva Esparta es afortunada, ha tenido quien la escriba y quien respete sus recetas. Ahora es también cuna de cocineros y base de Margarita Gastronómica, que promueve sus sabores

 

Margarita siempre fue un destino turístico con una buena oferta gastronómica. La cocina internacional brilló sin eclipsar la tradición. Dos regímenes aduaneros especiales le dieron un atractivo adicional al disfrute de sus inigualables playas. También le procuraron legalidad a la mantequilla en lata, el aceite de Castilla, el queso de bola o el whisky, que tenían años en las despensas margariteñas gracias al contrabando, al lado del pescado salado, la cecina de chivo o el casabe.

 

Al hacer una consulta veloz y preguntar: "¿Cuando te dicen Margarita en qué piensas?", la respuesta no se deja esperar: empanadas de cazón, pastel de chucho, sancocho de pescado, ají y tomates margariteños, vuelve a la vida, carite frito, cocada y pan de leche asuntino, son las menciones, entre otras referencias de memoria gustativa que, bien sembradas, acompañan el recuerdo de la aventura turística.

 

La gastronomía margariteña es afortunada, ha tenido quien la escriba. Ángel Félix Gómez, "Felito" como le decían los amigos, escribió, en 1991, La historia y antología de la cocina margariteña, un detallado paseo por relatos, ingredientes y recetas, delicadamente ilustrado por el artista plástico Rafael Vásquez Brito. Libro de referencia para todo aquel que quiera ahondar en los sabores insulares.

 

El chef Rubén Santiago siempre se ha preocupado por dejar por escrito sus recetas y ya lleva seis ediciones de La vuelta a la isla en 80 platos. Entre los cronistas de los municipios podemos mencionar a Felipe Natera Wandelinder, que siempre tuvo espacio en sus Margariteñerías para nombrar a cocineros como Rómulo Castillo, Dorina, Cachicato o Luis Hernández.

 

La cocina margariteña está creando todo un tejido social. Se han multiplicado sus actores y han aparecido otros que permanecían a la sombra. Siempre se dijo que en La Asunción hasta los mangos eran bachilleres. Ahora es también cuna de cocineros y ciudad estudiantil gastronómica.

 

La capital del estado cuenta con dos reconocidas escuelas de cocina. El pionero fue el chef Sumito Estévez, que fundó el Instituto Culinario y Turístico del Caribe cuando se mudó a la isla. Luego vino el chef Mauricio García, que ya hacía vida en la isla con su servicio de catering, y abre La Casserole Isla de Margarita. Casi todos estos muchachos viven sus primeras experiencias profesionales en la isla. Los ocurrentes asuntinos cuando ven a los muchachos enfundados en sus filipinas caminando por las calles dicen: "Ahí van los sumitos".

 

Desde hace cinco años la Asociación Civil Margarita Gastronómica promueve un mes, el de octubre, de actividades en torno a la cultura culinaria margariteña, que permite un acercamiento a cocineros, productores, insumos, catedráticos y público general, ávido de nuevas experiencias para el paladar. Uno de los grandes logros que se puede anotar este colectivo es la sistematización del calendario de ferias, festivales, rutas, paseos y concursos gastronómicos, que a lo largo de toda la geografía insular se celebran, mes a mes, en torno a productos locales.

 

Mencionaremos cuatro de ellos: la Feria del Mejillón, en la Guardia, que es un ejemplo de exitoso trabajo mancomunado entre productores y comunidad; la Feria del Mar, en Chacachacare, que es una de las mas concurridas; la Fería del Chivo de Los Robles; el Paseo Gastronómico Asuntino, y la Ruta del Ají Margariteño, recorriendo los sembradíos del tesoro insular.

 

Fuente: El Universal.com