Margarita, la madre tierra de nuestra identidad

 

Margarita la madre tierra de hombres y mujeres emprendedores. / Foto: Olyana Marcano

 

Margarita, la Madre Tierra del aborigen, la madre del Guaiquerí, que aprendió a quererla, a cuidarla, a adorarla, sin conocerla como Margarita, pues fue Cristóbal Colón quien en 1498 le pondría este nombre

 

Verni Salazar

 

Los margariteños tenemos la dicha, o la suerte, de tener a nuestra Isla de Margarita, la isla más bella del mundo, por todo lo que representa para nosotros los margariteños, por eso nos expresamos de ella como una madre, es la madre tierra, que comparte este rol con nuestra madre biológica y nuestra madre espiritual, la Virgencita del Valle. Entre ellas nunca ha existido rivalidad de ningún tipo, son tolerantes, amorosas, nos acompañan en todo momento y ocupan cada una de ellas un tercio en los corazones ñeros, el de la expresión “ahh, ñerooo” que nos identifica, y que nos pone en estado de alerta en cualquier momento o lugar del mundo o del universo, donde nos encontremos.

 

Margarita, la Madre Tierra del aborigen, la madre del Guaiquerí, que aprendió a quererla, a cuidarla, a adorarla, sin conocerla como Margarita, pues fue Cristóbal Colón quien en 1498 le pondría este nombre, unos dicen que en homenaje a la Princesa Margarita de Austria, otros porque a las perlas las llaman Margaritas, y desde allí comenzó la historia de esta madre tierra, tierra marinera, tierra de sal, tierra de viento y olas, tierra madre, que le dio fortaleza a los Guaiqueríes para soportar los vejámenes y maltratos de la vorágine española, que a la fuerza se mantuvo sobre nuestra raza primigenia; y como siempre allí estaba ella, nuestra madre tierra, la que soportó las invasiones y destrucciones de los piratas que pululaban por el Caribe en busca de la fortuna fácil.


Margarita, la Madre Tierra del pacífico hombre de la colonia, que se dedicó a la pesca, y que de su seno brotó el fruto de la siembra, del ají, de tomate, de limón, de tabaco, de maíz, de algodón, de dividive, de añil, y que fue centro de exportación hacia las otras islas del Caribe.

 

Margarita, la Madre Tierra de emprendedores hombres y mujeres, que abrazaron la causa independentista, aquel 4 de mayo de 1810, al enterarse de los acontecimientos acaecidos en Caracas el 19 de abril, y que inmediatamente se adhirieron a la gesta emancipadora de nuestra patria.

 

Margarita, la Madre Tierra de hombres que se fueron a los campos petroleros, donde se hicieron respetar por su constancia, por su amor al trabajo, por su responsabilidad con su madre tierra y con su familia que se quedaba en ella, en espera de la recompensa económica que le ayudara a salir de la crisis en que se encontraba la Madre Tierra, y la Madre Tierra le esperaba y cuidaba de sus hijos, mientras en los taladros el oro negro se confundía con el sudor de los ñeros; pero apenas podían, se escapaban rumbo a la Madre Tierra.

 

Margarita, la Madre Tierra, la que hirieron en su ser, la que amparados en un falso desarrollo, le han hechos cicatrices de cemento, cicatrices de comercios, antes con la Zona Franca y después con el Puerto Libre, pero como buena madre espera y perdona a esos malos hijos, que queriendo le han hecho daño.

 

Margarita, la Madre Tierra de hijos repartidos por todo el mundo, poniendo en alto la bandera de la margariteñidad, llevada en su corazón y en su alma como sentimiento inagotable de identidad.

 

Margarita, la Madre Tierra de gente que se da por entero, el margariteño, gentilicio que se contagia por su espontaneidad, por su honradez, por su probidad, demostrada siempre y en todo momento.

 

Profesar a Margarita, nuestra Madre Tierra, es quererla, es amarla en todo cuanto ella vale y en lo que ella quiere ser, ha sido, es y será. Y somos nosotros los margariteños los garantes de nuestra Margariteñidad: Margarita la tierra madre de nuestra Identidad…

 

Yo Soy Identidad.

 

Fuente: El Sol de Margarita