Cada
vez más personas confían en las aplicaciones de mapas de sus
celulares o en el GPS para llegar a su destino. |
Cinco razones para usar mapas
tradicionales en lugar del GPS
Tom Heap
BBC
Cada año recorro miles de kilómetros al volante de mi auto
por mi trabajo en los programas Costing
the Earth, de Radio 4, y Countryfile de
BBC One, y entre mis colegas me he ganado la reputación de
ser un dinosaurio que rechaza la navegación satelital.
Mucha gente parece tener miedo a los mapas porque requieren
cierta comprensión espacial, por los símbolos complicados y
por la dificultad para doblarlos, pero a mí me fascinan.
Me siento como una especie en extinción: un cartófilo en
un mundo de cartófobos.
Confieso que incluso las paredes de mis baños están
empapeladas con ellos.
Ahora, además, los expertos dicen que confiar en sistemas de
navegación satelital y en las aplicaciones de mapas de los
teléfonos inteligentes está debilitando nuestra habilidad
para leer mapas.
Por tanto, he aquí cinco razones por las que deberías adorar
los mapas y resistirte a la fácil tentación que supone la
navegación satelital.
1. Los mapas te dicen lo que hay alrededor
Hay algo intrínsecamente egoísta en los dispositivos de
navegación por GPS y su radio de acción de unos pocos
metros: todo gira en torno a ti.
Pero echa un vistazo a un mapa y descubrirás un lago
cercano, una vista bonita o un bar conveniente.
Los mapas abren el mundo mientras que los sistemas de
navegación estrechan tu mente.
2. No necesitan baterías ni recepción
Y pueden sobrevivir si caen al agua.
Los servicios de rescate en las montañas, Ordnance Survey
-la organización que elabora los mapas de Reino Unido- y
toda asociación con la que me he encontrado que promociona
la vida al aire libre dicen que tener un mapa y la habilidad
para interpretarlo es un recurso esencial de supervivencia.
Los expertos temen que estemos perdiendo habilidades para
interpretar un mapa de papel.
3. Fomentan un vínculo con tus alrededores
Tienen que ser utilizados conjuntamente con el mundo físico,
ya sea para leer una señal, reconocer una iglesia (con o sin
chapitel, por supuesto) o identificar aquella gran colina de
tu derecha.
Este proceso de mirar y conectar con el cerebro imprime
recuerdos en la memoria y aporta un conocimiento del mundo
que te rodea
Con un sistema de navegación como guía, no se aprende ni se
ama nada del viaje.
4. Son una guía, no un dictador
¿Cuántas veces escuchaste la excusa: "Oh, el GPS me llevó
por el camino equivocado"?
Sin ninguna disculpa que justifique nuestra cerrazón de
miras, la mala guía
celestial es la excusa que usamos para quitarnos
responsabilidad.
Una vez trabajé con un equipo de cámaras que llegó con dos
horas de retraso a Snowdon porque decían que el GPS los
había llevado al puerto de ferris de Anglesey.
Embelesados por la flechita, no se habían dado cuenta de que
habían dejado la peninsula de Gran Bretaña y estaban
cruzando el gran puente sobre el estrecho de Menai.
Los adictos a los dispositivos de dirección digital pueden
estar en desacuerdo, pero creo que esto es algo
inexcusablemente tonto.
Los mapas son un socio de nuestro intelecto, no un
sustituto.
5. Los mapas son bonitos
El mapamundi de la catedral de Hereford muestra la historia,
geografía y destino de la Europa Cristiana como se entendía
a finales del siglo XIII, con imágenes de los Pilares de
Hércules, el Vellón de Oro y un hombre subido en un
cocodrilo.
Los mapas de estrellas utilizan imágenes de osos y dioses
para descifrar lo aleatorio.
El mapa del metro de Londres, Reino Unido, es un ícono del
diseño.
Los mapas son eminentemente prácticos, pero su intrigante
uso de imágenes es una obra de arte.
Fuente:
BBC Mundo
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