Miami Sexy
La piel de la ciudad exhibe ombligos, músculos,
piercings y tatuajes bajo el sol caliente y a la orilla
del mar. Acá una guía de bares, terrazas, playas, museos
y spas que dan una mirada pícara y provocadora entre
tragos y trasnochos.
Al ritmo de la estridencia electrónica unas mujeres
estremecen sinuosas sus carnes en unos pequeños bikinis
blancos alrededor de un
pole dance móvil
que imanta las miradas y agita taquicardias a más de un
hombre maduro de los que caminan en las aceras contiguas
de Ocean Drive. El sol caliente de Miami Beach no es el
único que levanta la temperatura y alborota las
pulsaciones.
En esa orilla de concreto al borde del azul turquesa de
la playa sólo se antoja andar en shorts,
flip flops y
lentes oscuros. La ropa es un estorbo. Hay mujeres que
se pasean en bañadores con siluetas que las pudiesen
hacer figurar en el glasé de una
Sport Illustrated
y hombres con abdominales de horas de gimnasio que no le
envidiarían nada al macho de portada de una
Men's Fitness.
Allí desfila a diario un casting de jóvenes, y no tan
jóvenes, vanidosos que exhiben sus cinturas y sus
músculos con mucho orgullo.
En la caminata el calor obliga a ir por un sorbo frío y
las terrazas, siempre llenas, invitan a un coctel o
alguna cerveza helada con esa vista que asoma a alguna
chica con jeans diminutos, elevada en plataformas que
pasea a su chihuahua dentro de su Louis Vuitton o a un
hombre que hace roncar los motores de su Lamborghini
blanco descapotable al girar de la calle con la música a
reventar de las cornetas.
Entre una hilera de mesas al borde del asfalto se llega
a Barock, un restaurante con terraza de sillas a la
sombra. Adentro, en la entrada, hay que sentarse entre
cojines de arabescos y puffs marroquíes a la luz de las
velas y bajo una enorme chandelier. Al fondo un espejo
anuncia: “...thanks
for the love”. Allí es posible probar una
seductora apuesta culinaria como un tartar de salmón con
aguacate y pepino o unos langostinos con coco y chips de
yuca, algún Sundance Margarita preparado con tequila
infusionada con jalapeño blanco y zumo de fresa o una
electric lemonade
con vodka, sirop de jengibre y jugo de limón. Después de
esos antojos hay que seguir.
Bajo ese sol siempre brillante de Miami se llega hasta
Wynwood, que pertenece al condado de Miami Dade, ese
distrito en el que –de un modo organizado– los
graffiteros consiguieron dejar en las paredes de
terrenos y galpones enormes murales de
street art. Todos
tienen propuestas distintas en cuadras y cuadras
tapizadas de spray, es una muestra colectiva permanente
en plena calle que acoge muchas galerías y que año a año
realizan ferias en la semana de ArtBasel, que cada vez
es más famosa en toda la ciudad. En ese paseo en la zona
hay que hacer una parada en Wynwood Kitchen&Bar, un
local encantador con una terraza como patio trasero con
gran mural que es siempre una coordenada de encuentro de
artistas no sólo del vecindario. La carta asoma las
famosas empanadas de ropa vieja con crema de cilantro y
un hamachi cebiche con salsa de mango, ají amarillo y
jalapeños verdes y rojos. Una tentación.
Hasta la brisa es hot
Miami siempre es una provocación que lleva a querer
arrojarse en las arenas a tomar sol frente a esas aguas
azules, de ir al desenfreno de una
pool party o a ir
por una cerveza en alguna terraza, para ver en el
asfalto nenas que se mueven en patinetas en shorts y
trajes de baño u hombres luciendo sus bíceps a través de
una camiseta que anuncia “I
was in Miami bitch”. Esas sexy
t-shirts que
venden en las tiendas de souvenir por 15 dólares con
frases gigantes como: “Men
come in 3 sizes small, medium and Oh my god”
o “I'm
sexy and I know it”. Las calles de Miami
Beach rebosan de pieles bronceadas, tatuajes, piercings
y ombligos que agitan las fantasías y los deseos de
cualquiera. El desenfado al aire libre.
Cuando llega la noche hay que salir por un trago en un
recorrido hot por toda Miami. Se puede dar una vuelta
por algunas de las terrazas de Española Way, que queda
entre las calles 14 y la 15, para ir a tomar alguna copa
de champaña o de vino tinto en uno de los restaurantes
italianos allí apostados. Uno de ellos es Nuvo, ese
restaurante con una frondosa mata de trinitarias en la
entrada en el que se puede ordenar unos tallarines de
langosta o una pasta con camarones tigre negro. Otra
opción es pasarse por algunos de los restaurantes que
quedan en el bulevar de Lincoln Road, allí se puede ir a
Sibilla por un risotto marinera o al fancy y sexy Meat
Market, este restaurante de diseño con barra en la
entrada y bodega de vinos al fondo que cuenta con una
carta de excepción fuerte en carnes entre las que no
faltan el angus y el kove beef que se pueden acompañar
por un coctel tentador como el Honey Bunny a base de
vodka de vainilla, jugo de fresa y Prosecco o un Cereza,
mi amor preparado con pisco, sirup de cereza y estragón.
En la ruta un imprescindible es pasar por el
gold bar del
hotel Lords of South Beach, que queda en plena Collins
Avenue. Las paredes están cubiertas de mosaicos de
espejos dorados que combinan con los sofás y unas sillas
fetiche de cuero con patas de cacho y
spikes en el
respaldo. Allí se puede ir por un tradicional
Sex on the beach
para luego seguir a la próxima parada. La noche se
cierra en Cameo, un local nocturno que queda en
Washington Avenue. Bajo una enorme
disco ball está
la pista en la que todos bailan. Las chicas que sirven
los tragos lo hacen con bañadores negros, tacones y
medias
fishnet. En la
barra bajo tres grandes lámparas barrocas modernas están
unos
pole dance en el
que hombres y mujeres con cuerpos de pecado se balancean
en exóticas y atrevidas piruetas. La noche avanza con
las mezclas electrónicas que alborotan el frenesí. Hasta
que la pasión resista.
No hay que despedirse de Miami sin visitar algún spa
para consentir el cuerpo después de muchos trasnochos.
En la azotea del The Betsy Hotel tienen un menú de
masajes que incluye desde uno tipo griego que se hace en
la noche a la luz de la luna como un masaje llamado The
Waterfalls que se realiza con splash de agua fresca en
todo el cuerpo. Del otro lado en el spa del Viceroy
Hotel, en el piso 14, unos jacuzzi de agua temperada
bajo una enorme chandelier amarillo neón están al borde
de la vista que se consigue de Miami desde las alturas
de Brickell. En los divanes capitoneados de los
alrededores, los huéspedes envueltos en bata de baño
esperan a entrar en la cabina de masajes a hacerse uno
con leche y miel o un masaje con aceite de camomila. Y
allí rendirse a unas manos ajenas a los elegantes
placeres que se consiguen en una Miami que siempre es
muy pero muy sexy.
Dónde quedarse:
-
Viceroy Hotel, 485 Brickell Avenue, Miami.Telf. 13055034400
www.viceroymiami.com
-
Lords of Southbeach Hotel, 1120 Collins Avenue, Miami
Beach.
Telf. 13056747800 www.lordsofaouthbeach.com
Miami caliente
Año a año Miami enciende el termostato con el famoso
Winter Party Festival, una celebración de la comunidad
LGTB que en 2014 cumplirá ya 20 años de tradición. Así,
las calles y bulevares festejan la diversidad con
libertad con alegría y espontaneidad. Durante toda una
semana las terrazas al aire libre ofrecen eventos en
vivo, hay
pool parties al
compás de música electrónica y mucho alcohol, las
azoteas de algunos hoteles invitan a contemplar las
mejores panorámicas de la ciudad mientras se disfruta un
coctel, hay shows de
strippers, es
posible tomar un brunch al aire libre amenizado por
simpáticas
drag queens que
cantan en vivo, DJ de varios países como Italia, Brasil,
España y Estados Unidos colocan la nota electro en
varias fiestas que se anuncian en la ciudad y algunos
bares ponen el acento más sexy para disfrutar el lado
pícaro de la nocturnidad. El festival se cierra con la
emblemática fiesta en la arena en el que se reúnen miles
de miembros de la comunidad LGTB.
Web: www.winterparty.com
Erótica de colección
En los pasajes de ese pequeño laberinto que es el World
Erotic Art Museum de Miami se consigue una colección
infinita de piezas que pertenecen a la colección de
Naomi Wilzig. Allí tienen un valioso inventario de arte
erótico sin cálculo. Desde The
rocking machine
la escultura pendular de un pene, obra de Herman Makkink,
utilizada como un arma mortal en la película
La naranja mecánica
de Stanley Kubrick hasta una selección breve de las
pícaras fotografías de la actriz Marilyn Monroe. Además
siempre cuentan con alguna muestra temporal entre las
piezas de exposición permanente.
El World Erotic Art Museum queda en la 1205 Washington
Avenue, Miami Beach.
www.weam.com
A la arena sin ropa
Para aquellos que no quieren marcas del traje de baño en
la piel y que buscan alguna orilla naturista en su
destino, está la famosa Haulover Beach, la única playa
nudista pública de Miami, entre Sunny Isles y Bal
Harbour, y que ha sido mencionada en el ranking de
Tripadvisor como una de las 10 mejores playas nudistas
del planeta. Un parcela de arena frente al mar en el que
el uso de la ropa es opcional y al que van a tumbarae
boca arriba al sol tanto hombres y mujeres, como
miembros de la comunidad gay. Allí tienen sillas y
sombrillas para alquilar y los que van en carro sólo
pagan 5 dólares por el estacionamiento. Una playa para
disfrutar en libertad. Queda en 10800 Collins Avenue,
Bal Harbour, Miami.
Diario El Nacional
Por:
José Roberto Coppola / Miami
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